Documental reconstruye historia del empampado Riquelme
Gabriel Bahamondes / La Nación / Se preestrena el 7 de agosto en el Festival de Cine del Norte en Antofagasta / A una década del hallazgo de los restos de este empleado de banco en el Desierto de Atacama, el filme reconstruye el trayecto que inició en 1956 en La Calera rumbo a Iquique y se adentra en su universo personal con profundas entrevistas a sus familiares y cercanos, quienes buscan una explicación a los extraños sucesos que terminaron con un hombre literalmente devorado por la tierra.
Rumbo al bautizo de uno de sus nietos en Iquique, Julio Riquelme se subió al tren Longino en La Calera, sin siquiera pensar que nunca más volvería a reencontrarse con su familia. Eran sus últimos días, sus últimas horas, sus últimos respiros. Corría febrero de 1956 y tras la estación Los Vientos, a 100 kilómetros al sur de Antofagasta, nadie sabría de Riquelme nuevamente. Cuarenta y tres años después, en enero de 1999, sus restos fueron encontrados en el Desierto de Atacama, estableciendo un gran enigma.
«Riquelme», el documental dirigido por Samuel León, se sumerge en una profunda investigación y reconstrucción de los sucesos para intentar esclarecer los trágicos acontecimientos que terminaron con la vida de este esforzado empleado de banco. «Creemos que la investigación de nuestro documental es sin duda la más completa del caso, lo que permite aportar algunas respuestas a las interrogantes existentes en torno al caso de don Julio Riquelme, entregando así al espectador elementos que lo lleven a obtener sus propias conclusiones», asegura el productor del filme, Federico Botto.
El documental repasa la travesía que terminó con la vida de Riquelme, pero además se sumerge en su historia íntima y muy sentida, gracias a profundas entrevistas a su familia y cercanos. «Nosotros intentamos hacer un homenaje a la verdad de la historia, donde sin sentimentalismos buscamos ajustarnos a un relato objetivo y sin omisiones, para que así los espectadores puedan entender las reales implicancias del caso», asegura el productor de Riquelme.
El proceso de investigación para la realización del documental parte exactamente hace diez años tras el hallazgo de los restos de Julio Riquelme en el Desierto de Atacama y paralelo al proceso de acercamiento a la historia del escritor Francisco Mouat para su posterior libro periodístico denominado «El empampado Riquelme». «Nuestra investigación comenzó al mismo tiempo que la investigación de Francisco para su libro. De hecho, viajamos al funeral de don Julio juntos, pero nuestra investigación para el documental se extendió más en el tiempo, principalmente para darnos el espacio de encontrar a todos los personajes que debían formar parte del relato», cuenta el realizador del filme, Samuel León.
«Durante 43 años creí que mi papá me había abandonado, y descubrí que fui yo quien lo abandoné a él», dice Ernesto Riquelme desde Iquique sobre su padre en una de las emotivas declaraciones de la familia en el documental que se pasea desde el norte hasta el sur de Chile para hablar con Marta en Chillán, la otra hija de Julio Riquelme y quién vivió con su padre hasta el último y fatídico día que abordó el tren desde La Calera.
«Nos encontramos frente a una historia con tintes policiales, que tiene elementos de indudable atractivo para ser contada. A través de este trabajo, nosotros queremos entregar algunos datos claves de la historia que hoy no son de dominio público. Por tratarse de un documental de reconstrucción, existen diferentes tipos de material de archivo en la historia, los cuales fueron utilizados de manera selectiva, al igual que las entrevistas que aparecen vinculadas a la historia original de don Julio», cuenta el director.
¿Qué pasó realmente?, ¿cómo terminó Riquelme en el desierto?, ¿cuándo se bajó del tren?, ¿por qué la desaparición fue tan misteriosa?, ¿cómo no se supo nada en 43 años?, son algunas de las interrogantes que se plantea y trata de resolver el documental.