En su propia trampa: Justicia levanta alerta por uso indebido de proceso penal
Observatorio Fucatel.
Este caso demuestra, a juicio del Observatorio, que los medios no pueden crear alarma pública ni vulnerar la honra de las personas por alcanzar cifras de rating.
El fallo del Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago que absuelve a los 2 jóvenes que sustrajeron un auto abandonado con la puerta abierta y con las llaves puestas dejado en el lugar por el equipo del programa “En su propia trampa”, critica duramente a Canal 13 por poner en movimiento todo el aparato estatal para perseguir el delito cometido contra una supuesta víctima que no era tal, con un fin netamente periodístico.
Tal como indica la sentencia, se trató de dos jóvenes sin antecedentes y en situación de vulnerabilidad social a quienes se expuso en esta situación, quienes después de sustraer el auto fueron perseguidos y procesados. El delito, resolvió el tribunal, nunca se configuró pues no se apropiaron del auto en contra de la voluntad del dueño.
El Tribunal enfatizó que Canal 13 provocó un gasto de recursos innecesarios y se expuso a otras víctimas a la demora de su socorro sólo para obtener rating. Indicó “se debe dejar establecido que el proceso penal, no es un proceso disponible para las partes, que los habilite a crear y aparentar realidades con el fin de perseguir a los delincuentes”.
Como Observatorio además de coincidir con el pronunciamiento del Tribunal, vemos con ojos de alarma cómo la falta de creatividad de los canales para generar programación y contenidos que atraigan a las audiencias los hace recurrir a contenidos alarmistas y tendenciosos que transgreden reglas mínimas de correcto funcionamiento que hoy están establecidas en la Ley, como es el respeto a la dignidad de las personas y la presunción de inocencia. Este caso va más allá pues con la construcción de esta escena se expuso a las víctimas como delincuentes no sólo de manera mediática, sino que se los hizo enfrentar un juicio penal por delito de hurto, del cual afortunadamente salieron absueltos.
Sería erróneo creer que el objetivo era periodístico, pues finalmente lo que se buscaba era atraer a las audiencias y alcanzar rating. Esto es un caso en que además de vulnerarse la fe pública, se genera hacia las audiencias y ciudadanía una sensación de omnipotencia de los canales en virtud de la cual pueden hacer todo por obtener rating, a costa incluso de la honra de las personas, en este caso, uno de ellos menor de edad.
Canal 13 se equivocó y creemos que debe manifestarse al respecto. Los canales de televisión tienen el deber de contribuir con la paz social y, por lo tanto, no puede crear una alarma pública ficcional sobre nuestro estado de inseguridad, menos si esto se hace en base a la estigmatización de sectores de nuestra capital y de sus residentes.