Entrevista a Lyuba Yez sobre atentado en el metro “El periodismo debe dar seguridad”
Compartimos entrevista realizada a Lyuba Yez, académica de Ética Periodística, sobre la cobertura del bombazo ocurrido ayer 8 de septiembre en metro Escuela Militar. Para la periodista, uno de los mayores riesgos en casos de este tipo es que los medios colaboren con los objetivos de los autores del atentado, otorgándoles publicidada través de los medios de comunicación.
¿Cuál es el rol que deben cumplir los medios de comunicación en un caso como la explosión ocurrida en escuela militar?
En situaciones de catástrofe o desastre, lo recomendable es que los medios de comunicación se centren en el rol de socialización, es decir, que se ocupen de dar orden al desorden, al caos que existe, y que en ese universo de incertidumbre y desinformación puedan dar un contexto a las personas para que podamos calmarnos y así comprender el «panorama general», entendido como el todo de lo que está ocurriendo, no sólo los detalles -en estos casos, escabrosos- sino aquello que realmente es necesario que sepamos.
Sin embargo, para estos casos no hay fórmulas, no hay manuales (aunque existan), y me parece bien que no sea tan maqueteado, porque el periodismo tampoco lo es.
Estas situaciones, si bien pueden tener en común el ser trágicas, se ven caso a caso, y en esto el contexto que entreguen los medios es fundamental.
Hemos visto muchas filtraciones de información, que posteriormente cambian y generan más incertidumbre en la ciudadanía ¿cuánto del buen manejo de la información depende de los medios de comunicación, y cuánto de los canales de información oficial como el gobierno, policía, centros asistenciales y otros lugares? ¿Es el rol de los medios filtrar y organizar esa información, o es un trabajo previo?
Sin duda, los medios necesitan de la oficialidad, es decir, de los comunicados e información oficial que entregan las instituciones, pero eso no basta siempre, no al menos en todos los casos. Por lo mismo, el clave el chequeo de la información y los tipos de fuentes que no provienen de las instituciones, quién lo dijo, por qué, con qué fin.
Es legítimo que un medio informe algo y después rectifique, equivocarse es parte de nuestro trabajo, lo importante es corregir. Aunque claro, siempre considerando que lo más importante es reducir la incertidumbre, no aumentarla. Los medios no están para generar más angustia, todo lo contrario. Dar orden al caos no equivale a la imagen de la azafata histérica en el avión en plena turbulencia, eso estresaría a todos los pasajeros, aumentaría su inseguridad. El periodismo debe dar más seguridad.
Se habla en medios de terrorismo ¿Cuál es el límite al informar en estos casos?
Uno de los mayores riesgos de informar sobre el terrorismo es caer en la propaganda, en la publicidad a los autores del acto terrorista. Ejemplos hay muchos, pero el que más recuerdo es el de Al Qaeda y los atentados en Estados Unidos en el año 2001. Está bien identificar al villano y eso es parte de la satisfacción del derecho a la información, pero ojo, el villano puede ser más atractivo que el héroe, y lo mínimo que uno sabe sobre terrorismo es que sus autores lo que buscan, justamente, es publicidad a través de los medios de comunicación. Por eso, además, me parece clave que la población se eduque al respecto, que sepa qué es terrorismo, no que solamente lo intuya.
¿Existe algún protocolo de buena práctica periodística o cobertura ética para este tipo de casos?
Hay poca información al respecto, sobre todo el Latinoamérica. Si bien existen un par de manuales, lo cierto es que en el momento del hecho los medios no recurren a él. La emergencia puede más, moviliza todo, cambia todo, rompe con todo lo que existe, y entender eso es fundamental para comprender cómo actúan los medios. Muchas de las decisiones se toman en el minuto, guiados por la intuición en algunos casos, y por la línea editorial en otros.
Creo que lo fundamental es centrarse en la información (completa, verdadera, verificable) y no en lo anecdótico o en lo impactante solamente. Es obvio que el hecho lo es de por sí, pero lo atractivo o sorprendente no es lo que nos centra en lo que ocurre, no es lo que nos da tranquilidad para, por ejemplo, tomar el metro mañana cuando vayamos al trabajo. No deberíamos olvidar que el público es masivo y diverso, y que necesita que le expliquemos bien todo lo que ha ocurrido.
Un principio fundamental para esto es evitar ese sensacionalismo tan tentador (y rentable): la imagen del herido, los gritos, las descripciones que apelan a la emoción y no a lo racional.
Sobre este caso en particular ¿Qué te ha parecido la cobertura de los canales de televisión nacionales?
Es difícil hacer un diagnóstico sobre la marcha, creo que también tiene algo de injusto. Hay elementos cuestionables como mostrar a los heridos saliendo del lugar de los hechos en camillas, o quizás el referirse informaciones vagas y rumores como si fueran realidad, pero no me atrevería a dar un comentario general porque creo que eso toma más tiempo.
Creo que la urgencia por informar, la demanda del público y el miedo influyeron en esta transmisión, y no lo cuestiono. Es bien distinto referirse a un ataque terrorista ocurrido en otra parte del mundo a una situación puntual que ocurre aquí, en un lugar en el que muchos transitamos diariamente. La objetividad (o lo que se espera de ella) cambia mucho, y me parece legítimo. Nosotros o nuestros cercanos son las víctimas, esto está muy lejos de ser una ficción. Es más, estamos ante un hecho que cambia nuestra historia sobre el terrorismo. Lo que antes le pasaba a otros, ahora es un peligro real para nosotros. Y eso no es menor, tanto para los ciudadanos como para los medios de comunicación.
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