La debacle del cuarto poder
Fernando Mouriño / Gaceta.es /
La situación de los diarios es tan apurada que ya se estudian en EE
UU soluciones extremas para salvar al ‘Cuarto Poder’ de su
desaparición, entre ellas las ayudas del Estado o su entrega a
fundaciones y entidades sin fines de lucro. Los defensores del papel
de la prensa consideran que el modelo de empresa capitalista es
incapaz de asegurar la supervivencia de los diarios en condiciones
decentes. Se ha perdido también la esperanza en que la publicidad por
Internet pueda llegar a compensar las pérdidas en las ediciones de
papel.
1.- No hay quien pare la caída
Los directores de los grandes diarios de EE UU pasan estos días más
tiempo en angustiosos seminarios y paneles sobre el futuro de la
prensa escrita que en sus propias redacciones. Les parece más urgente
buscar soluciones a la catastrófica situación de sus newspapers que
decidir lo que va a mandar en la primera. No les falta razón. Los
diarios llevan años perdiendo peso, pero ahora la situación parece
más dramática que nunca.
La bancarrota del Tribune, que hace décadas fue uno de los grandes
imperios de comunicación de EE UU -con diarios como el Chicago
Tribune (540.000 ejemplares) y Los Angeles Times (740.000)-, es sólo
una señal de lo mal que están las cosas.
Las pérdidas de audiencia de diarios en EE UU son cada vez más
escalofriantes. En sólo 9 años, entre 1998 y 2007, el porcentaje de
adultos que leen periódicos ha pasado del 58% al 48%. Se cree que en
cinco años bajará del 40%. La mayor parte de los diarios
estadounidenses han registrado caídas de ventas en 2008 de entre el
3% y el 5%. La bajada de la inversión publicitaria sumará un 10%
entre 2008 y 2009. Los gloriosos grupos de prensa escrita,
ese ‘Cuarto Poder’ que hacía y deshacía (recuerden «Ciudadano Kane» o
la caída de Nixon), se han convertido en junk stocks (acciones
basura). Nadie los quiere. Desde el 1 de enero de 2007, las acciones
del NYT han perdido el 71% de su valor: de 24 dólares a 7.
Y esto no es nada comparado con el caso de Gannett, uno de los
mayores grupos de prensa escrita del mundo, si no el mayor. ¿Saben
ustedes cuanto vale un grupo que publica más de 100 diarios y 1.200
semanarios en EE UU y Gran Bretaña, tiene 23 estaciones de televisión
y 46.000 empleados? Apenas 1.800 millones de dólares. En menos de dos
años su acción ha perdido el 86% de su valor. Pasó de 61 a 7,8
dólares.
ABATIMIENTO Y PESIMISMO
Uno de los símbolos más claros de la velocidad de destrucción de
riqueza en esta industria ha sido lo sucedido con el New York Times.
La empresa editora del diario de más prestigio del país ha tenido que
poner a la venta el rascacielos de su sede, por el que pide unos 275
millones de dólares, dinero con el que espera pagar parte de su deuda
de 1.000 millones de dólares, exactamente lo que vale toda la empresa
en Bolsa. Lo más llamativo del asunto del rascacielos es que lleva
apenas un año inaugurado.
Ante este espectáculo dantesco, no extraña que el abatimiento más
absoluto haya prendido entre la población periodística de EE UU. El
pesimismo es tan generalizado que se ha convertido en el topic
obsesivo de los expertos, profesionales y profesores de periodismo.
Una auténtica paranoia que ha llevado a Rupert Murdoch, uno de los
pocos editores que parece mantener su fe en los medios escritos, a
acusar a la profesión de «regodearse» con la idea de que los
periódicos van a desaparecer.
El problema es tan grave -no ya por las empresas, sino por el daño
que su desaparición provocaría a la salud democrática del país- que
más y más expertos están haciendo apostolado a favor de que el
Estado -u otras entidades e instituciones- tome cartas en el asunto.
Hay como una especie de gran brainstorming colectivo en el que todo
tipo de gentes tratan de aportar ideas que permitan mantener los
periódicos, aunque sus empresas se hundan. El Miami Herald acaba de
ser puesto a la venta y no ha generado el menor interés entre los
capitalistas, pese a sus casi 300.000 ejemplares de venta y a su
posición dominante en Florida.
Las caídas de ventas han sido especialmente severas en el Reino
Unido, un país hasta ahora muy fiel a sus periódicos, sobre todo los
populares. De los 10 primeros diarios, 3 han perdido entre mayo y
noviembre el 8% de sus ventas. Otros 2 han perdido más del 5%. En
España, la situación es preocupante, más por la caída de la inversión
publicitaria (entre el 20% y el 30% en algunas cabeceras) que por las
ventas, que también han descendido.
Después de cruzar el umbral del subdesarrollo en lectura de prensa
(100 lectores por cada 1.000 habitantes) en los 90, España no ha
dejado de perder lectores a lo largo de la actual década, hasta los
actuales 93 por cada 1.000 habitantes, según la AEDE. Para colmo,
algunos de los principales diarios españoles se enfrentan a deudas
derivadas de operaciones corporativas, que podrían llevar, en algún
caso, a la suspensión de pagos. La profesión ha perdido, según la
Faope, cerca de 1.000 empleos en los últimos meses. Aterrador.
2.-Esos infieles publicitarios
Nadie en el sector, en EE UU, en Europa, en España, duda de que los
males de la prensa escrita vienen de lejos. Sólo que ahora se han
visto agravados por el actual escenario económico. Ante la bajada de
ingresos, las empresas suelen apretar el grifo de la inversión
publicitaria, aunque esta vez lo están cerrando. Recientemente, Pedro
J. Ramírez, el director de El Mundo, se mostraba estupefacto con la
situación de crisis publicitaria. «En mis 28 años como director de
dos grandes diarios nacionales nunca había visto una crisis como
ésta. Es la primera vez que nos toca afrontar literalmente el
hundimiento de la inversión publicitaria».
Según el último informe de ZenithOptimedia, la publicidad está en
verdadera retirada de los medios escritos en todo el mundo. Las
excepciones serían la televisión e Internet. Después de una caída del
5,3% en 2008, los diarios volverán a sufrir en todo el mundo una
caída adicional del 6,5% este año, afirma la consultora. ¿Resultado?
Los diarios, que en 2007 suponían el 27,1% del total de inversión
publicitaria en el mundo, bajarán al 23,8% este año y al 21,2% en
2011. Mientras, el peso de la publicidad en televisión seguirá
subiendo, desde el 37,3% de 2007 al 38,5% previsto para 2011.
DESPLOME EN ESPAÑA
En España, la caída de publicidad ha sido especialmente catastrófica
para la prensa diaria. Según el Libro Blanco de la Prensa Diaria de
la AEDE, los ingresos de las empresas españolas de prensa diaria han
descendido en 2008 un 8,11% (de 2.931 a 2.694 millones de euros). Una
bajada causada por el desplome publicitario. Mientras que los
ingresos por ventas han descendido sólo el 1,9%, las ventas de
publicidad han caído el 16,12%. Este porcentaje es muy superior al de
otras plataformas. La radio y la televisión bajarán sólo el 7% o el
9%. Y las revistas, el 10%. A resultas de esta situación, los
beneficios de los grupos de prensa escrita se han hundido desde los
432 millones de 2007 a los 92 millones del año pasado.
La tormenta vivida por los diarios españoles en el mercado
publicitario deja en una mera brisa a las caídas experimentadas en EE
UU. Algunos de los principales diarios han tenido descensos
superiores al 20%. Los gratuitos, que no venden ejemplares, se han
visto especialmente afectados. Metro ha recortado su publicidad en un
26% hasta septiembre y 20 Minutos, un 21%. A resultas de lo sucedido
han tenido que bajar sus tiradas. Los cuatro gratuitos han recortado
el número de ejemplares de 4,2 a 3,4 millones.
Por si el panorama no fuera ya bastante infernal, las empresas tienen
que pechar ahora con las fuertes deudas asumidas en los buenos
tiempos de un boom que parecía que no iba a acabar nunca. Una
situación especialmente complicada para las empresas de EE UU que se
han visto incapacitadas para pagar esas deudas debido a su caída
estrepitosa en Bolsa. Si hace tres o cuatro años esas deudas podían
suponer un 30% o 50% de su valor en Bolsa, ahora lo supera.
¿Resultado? No logran ni un duro de los bancos o los accionistas.
OPERACIONES AMBICIOSAS
Las que más y las que menos se han metido en operaciones corporativas
demasiado ambiciosas. El grupo Tribune ha tenido que ir a la
suspensión de pagos no tanto por las pérdidas (121 millones de
dólares el último trimestre) como por una deuda que supera los 13.000
millones. Lo curioso es que la mayor parte de esa deuda no procede de
las operaciones habituales del grupo, sino que fue creada por su
actual propietario, el magnate inmobiliario Sam Zell. Éste, pese a
que vendió sus empresas por casi 40.000 millones de dólares, optó por
adquirir Tribune con 8.000 millones de dólares en créditos que ahora
no sabe cómo pagar.
Algo de esto ocurre en España, donde casi todos los grupos se
metieron en operaciones de expansión, que ahora les están pasando
factura. Es el caso de Unidad Editorial, Vocento o Prisa. Este grupo
tiene una deuda cercana a los 5.000 millones de euros procedente de
diversas operaciones, como la de Digital Plus. Vocento debe parte de
la suya a compras como la del diario gratuito Qué. Y la de Unidad
Editorial procede de la adquisición de Recoletos por 1.100 millones
de euros, una cuenta difícil de pagar si tenemos en cuenta que El
Mundo, según PRNoticias, sólo ganó 25 millones de euros en 2007.
3.- Internet ya no es la Tierra Prometida
El presidente francés Nicolas Sarkozy, que hace unas semanas presentó
un plan de ayudas a la prensa de su país, no tiene la menor
duda: «Internet es una amenaza para la prensa diaria». ¿Piensan lo
mismo los ejecutivos y editores de los medios? Según parece, cada vez
más. Ya no quedan dudas de que Internet ha provocado una auténtica
canibalización. Millones de lectores han dejado de gastarse su dinero
en las ediciones de papel a cambio de consultar las noticias en su
ordenador. Sale gratis y, además, te encuentras con una oferta
infinita y las noticias de última hora, no las de ayer.
Todo ello quizá no tuviera mayor importancia si esos millones de
visitantes hubieran podido ser rentabilizados publicitariamente (como
ocurre con la radio o la televisión). Pero esto no ha ocurrido. Pese
a que las ediciones digitales de los diarios han alcanzado audiencias
millonarias (más de 400 millones en EE UU), no ha habido manera de
utilizar esa base de lectores de forma rentable. Tampoco, claro, en
España, donde los lectores de las ediciones digitales de los diarios
alcanzaron en 2008 los 6,4 millones, casi el 48% de los 14 millones
de lectores de prensa escrita.
Una situación, ésta, que ha sido incluso bautizada con el nombre
de «Paradoja Krugman». El New York Times es un ejemplo de esta
paradoja. Pese a que tiene la edición digital más leída en EE UU (y
que supera a sus lectores en papel), ésta «sólo» logró 330 millones
de dólares en publicidad el año pasado, una suma que representa nada
más que el 11% de los costes operativos del diario, cifrados en 2.928
millones. Los lectores de papel, pese a ser menos, generan el 89%
restante.
CASTILLO DE NAIPES
Las grandes esperanzas puestas en los ingresos publicitarios de
Internet empiezan, pues, a desmoronarse como un castillo de naipes.
Esos ingresos son minúsculos en comparación con los del papel y no
compensan ni remotamente las pérdidas o estancamientos producidos en
sus ediciones convencionales. Por ejemplo, en España. Pese a que en
2008, según Arce Media, los ingresos por publicidad en Internet han
subido el 20,1%, ese incremento es, en términos absolutos,
insignificante en comparación con las pérdidas en el papel. Mientras
que Internet ganó el año pasado 22 millones de euros de inversión (de
109 a 131 millones de euros), la prensa escrita perdía 262 millones
(de 1.436 a 1.174 millones) y el conjunto de los medios, la friolera
de 636 millones, casi 30 veces la suma ganada por Internet.
Esto explica el temor de que Internet pueda acabar inviabilizando la
supervivencia de las empresas de prensa escrita. La pregunta del
millón sería, pues, ¿por qué la publicidad en Internet sigue siendo
tan barata? Hay muchas explicaciones. Una de las primeras, que ningún
diario ha sido capaz de crear un modelo de negocio publicitario en
Internet. Al contrario de la televisión o la radio, que han nacido de
forma controlada (se empezó con uno o dos canales, luego vinieron las
privadas y al fin las locales y las plataformas de pago), Internet
brotó de forma espontánea, con miles (millones incluso) de webs y
portales de todo tipo. Como en cualquier otro negocio, donde la
competencia es salvaje, los precios se mantienen contenidos a la baja.
Otra explicación es que los diarios no reaccionaron a tiempo. No se
tomaron en serio Internet durante los primeros años y dejaron que ese
espacio lo ocuparan otro tipo de portales, muchos de ellos medios
estrictamente digitales. No es casualidad que Google acapare
actualmente cerca del 25% de toda la publicidad en Internet. Los
lectores que migran de los diarios en papel a Internet se encuentran
con que se les suministra noticias en todo tipo de webs: las propias
ediciones digitales de los diarios, pero también las de televisiones,
radios, agencias de prensa, medios digitales, portales de lo más
diverso o buscadores.
Y luego está el propio modelo de publicidad por Internet, basado en
el clic. Mientras que en la prensa escrita, radio o televisión se
cobra por el espacio o el spot, en Internet, el anunciante no paga
hasta que el visitante entre en su web, una desventaja muy gorda para
el medio. De poco importa que el número de visitantes sea muy alto si
no están dispuestos -como es natural- a clicar. La única posibilidad,
según los expertos, de invertir este escenario sería la de crear
portales con masas suficientemente grandes de visitantes como para
que el número de clics empezara a generar ingresos suficientes. Pero,
dada la intensa competencia, con miles de portales en liza, esa
posibilidad es muy remota. La vía de la consolidación (mediante
compras o agregaciones de portales) tampoco parece factible en un
entorno tan disperso como el de la Red.
4.-Se buscan salvadores
El país más liberal de la tierra, EE UU, empieza a mostrar cierta
disposición a ayudar a la prensa escrita. Aumentan los teóricos que
defienden que la prensa escrita es un servicio público, que necesita
ser respaldado por el Estado o instituciones. Además de las posibles
ayudas del Estado, se está estudiando que los diarios funcionen bajo
el paraguas de fondos de capital riesgo especiales, fundaciones o
incluso organizaciones sin fines de lucro.
Si ello llega a suceder es porque no se concibe la existencia de la
democracia sin una prensa capaz de controlar el poder. La prensa
escrita de EE UU ha perdido más de 10.000 empleos en los últimos 7
años; en España ha sido aún peor, unos 1.000 en el último año.
Este estado de opinión se ha crecido según se ha ido haciendo
evidente que los medios digitales nunca van a ser capaces de
reemplazar a los escritos por lo que respecta a su función
constitucional. Instalados en la cultura del agregamiento, el
refrite, la copia pura y simple o el blogismo, los digitales no
producen información propia y menos de investigación.
La preocupación se está extendiendo por todo el mundo. Francia, cuya
prensa diaria percibe cerca de 1.000 millones de euros al año del
Estado, acaba de anunciar un plan de ayudas para reforzar los ya
existentes. Se espera que otros países de Europa, que cuentan ya con
ayudas estatales, refuercen sus medidas de apoyo. En España, las
ayudas a la prensa (por difusión o consumo de papel prensa, entre
otros conceptos) fueron suprimidas en 1988 por Felipe González. Por
ello, los editores ha empezado a hacer campaña en ese sentido. En la
reciente presentación del Libro Blanco de la AEDE, su presidenta,
Pilar de Yarza, reconoció la intención de solicitar ayudas al
Gobierno. Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, ha pedido
al Gobierno la implantación «del IVA cero para los periódicos», entre
otras medidas.
El problema de estas ayudas es que tienen que ser iguales para todos
o si no afectarían los principios de libertad informativa. Algo que
ya sucede. Pese a la no existencia oficial de ayudas, el Gobierno
central o los gobiernos autonómicos prestan su apoyo a los medios
afines.
Una contribución para el Observatorio de Medios de:
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