«Los 80» + «Volver a mí»: el buen domingo del 13

los 80Jimena Villegas / El Mercurio /  «Los 80», la mejor serie que ha realizado la TV local, hizo bien la tarea el domingo pasado. El primer capítulo de su tercera temporada ganó con holgura el día y dejó un buen piso de audiencia al debut de «Volver a mí», un programa de 10 capítulos realizado por Parox, la misma productora que en 2008 sorprendió con la estupenda serie de ciencia ficción «Gen Mishima».

«Volver…» se enfoca en un centro de rehabilitación y no es un producto fácil. Sus creadores eligieron un relato críptico para presentar a los personajes: eso exige a una audiencia capaz de concentrarse. El ex CNI alcohólico (Alejandro Goic), la joven adicta a la pasta base (Macarena Teke), la actriz cocainómana (Catalina Saavedra) y el profesor atrapado por las pastillas (Alejandro Trejo) dan vida a un guión que no provoca cariño inmediato, como sí pasa con «Los 80». Además, el propio tema de fondo es doloroso: las adicciones son sinónimo de quiebre, desolación y tragedia; suelen escribir capítulos personales que preferiríamos no ver ni tocar, aunque signifiquen vidas destruidas y costos sociales.

A cambio, este programa ofrece pura clase: un tratamiento visual más cercano al cine que a la tele (raro en la producción local); mucho respeto y aparente rigor en su abordaje de la drogadicción; algo de sentido del humor (que se verá en episodios futuros), y sobre todo actuaciones notables. La tensión de Goic, de quien se adivina un pasado oscuro como el pecado, o la compasión de Esperanza Silva en el rol de una psiquiatra, traspasan la pantalla, conmueven de verdad. En el personaje de Goic cae, además, el peso de una metáfora de nuestro pasado como sociedad: quien lo trata (María Izquierdo) es también quien sufrió las consecuencias de sus antiguas canalladas; en manos de ambos está ser capaces de encontrar un remedio para esa otra herida.

En un país como éste, que vive quejándose por lo mala que es su TV, «Volver a mí» -como «Los 80»- es una oportunidad: no hay que perdérsela. Y, como «Los 80», esta serie habla también de Canal 13, una estación que, pese a sus traumas recientes, no ha perdido uno de sus grandes sellos: el de poner de vez en cuando calidad auténtica en su pantalla.