Televisión digital: por la calidad de nuestra TV

tv exterior jovenDiego Portales, economista y consultor de televisión / Observatorio de la Comunicación / Una regulación inteligente desde el Estado puede ayudar a la industria a salir de la posición defensiva -muchas veces timorata- de los que quieren retrasar el cambio y asegurar lo que tienen, antes que abrirse paso a lo nuevo.

 Desde los más distintos sectores de opinión cunde una sensación de pesimismo con respecto a la calidad de nuestra televisión actual. La «economía de la televisión» parece obligar a los canales a la repetición y la estandarización creativa. No lejos están los días en que se apreciaba el «genio» de un programador que llenó la pantalla con la serie «Los Simpson». En estos días percibimos la inundación de los «reality», ese subgénero que hace concursar a tantos necesitados tras la recompensa de un premio mediante la exposición de sus privacidades. Esto, apenas tapado por la, todavía, fértil creatividad de guionistas, actores y realizadores audiovisuales que dan un respiro a la alicaída televisión chilena.

¿Qué nos deparará el futuro con la multiplicación de canales propia de la televisión digital?

La calidad de nuestra televisión es lo que está en juego en el debate de la nueva ley de televisión que se discute en el Congreso. Y es lo que debiera interesar a más de algún ciudadano en medio de las campañas políticas presidenciales y parlamentarias. Pero eso es justamente lo que está faltando: interés, participación y debate abierto. El proyecto de ley del gobierno tiene una falla fundamental: elude el establecimiento de condiciones de calidad televisiva en el otorgamiento de las futuras concesiones de televisión. Es lo que ha hecho ver el Consejo Nacional de Televisión en un pronunciamiento público que podemos leer en su página web www.cntv.cl.

¿Qué oportunidades nos abre la televisión digital terrestre o de señales abiertas? ¿Qué puede exigir la sociedad a través de la legislación que aprobarán los poderes públicos? ¿Qué puede ofrecer la actual y la futura industria audiovisual a los chilenos, considerando las restricciones propias de un mercado pequeño y las dificultades de exportar?

Responder estas preguntas es clave para legislar mejor. La gran oportunidad de la televisión digital es la multiplicación de señales de televisión de libre recepción en los hogares chilenos. Algo que la población reclama a la luz del éxito de la televisión de pago con su oferta generosa de canales. La cuestión a resolver es con cuáles contenidos se llenará la nueva oferta.

El reclamo de la diversidad está presente en las críticas a la televisión abierta actual. Pero, si se concreta el rumor de que los canales actuales dispondrán de cuatro señales sin más trámite, ¿qué contenidos pondrán? Si no hay exigencia alguna y se siguen las tendencias observadas, podremos correr el riesgo de que junto con la señal actual venga un canal 24 horas de «reality», otro canal 24 horas de archivo y, a lo mejor, algún canal 24 horas de «Los Simpson». Por eso, antes de hacer efectiva esta oferta sería deseable establecer requisitos y compromisos. Eso es lo que plantea el CNTV.

La televisión digital debiera ser también una buena oportunidad para la industria, la actual y la nueva que está por nacer. Uno de los aspectos positivos del proyecto del gobierno es la reserva de espacio radioeléctrico para la televisión regional, local y de contenidos culturales. Lo que falta es desarrollar la imaginación para entender

-políticos y empresarios del medio- que aquí hay nuevos horizontes que vislumbrar.

La experiencia internacional muestra que uno de los cambios que producirá la televisión digital terrestre es el término de los compartimentos estancos: televisión abierta, televisión de pago. Por ejemplo, en Gran Bretaña, uno de los nuevos actores de la plataforma digital abierta («Freeview») son los canales nacionales de BSkyB, uno de los operadores de satélite directo al hogar. Por otra parte, en estos días el Consejo de Ministros de España ha aprobado que uno de los canales de las cadenas nacionales abiertas pueda ser utilizado como señal codificada de pago.

Lo que queremos decir es que en la convergencia digital hay un conjunto muy amplio de nuevos negocios que pueden hacer crecer significativamente la industria audiovisual y que dependerá de la capacidad emprendedora y la creatividad de los realizadores encontrar esas oportunidades. Una regulación inteligente desde el Estado puede ayudar a la industria a salir de la posición defensiva -muchas veces timorata- de los que quieren retrasar el cambio y asegurar lo que tienen, antes que abrirse paso a lo nuevo.