Vasco Moulián, director de Programación del canal católico:»No le sobo el lomo a Memé Ducci»

Carmen Sepúlveda / LND / Lo acusan de cobrar peaje a las productoras cuando estaba a cargo del área infantil, pero el «genio» de Canal 13 lo niega y confiesa que tuvo mucha pena cuando no le aprobaron sacar el Festival de Viña a la calle… con muñeca gigante incluida. Advierte que «no necesita la pega» en el canal del angelito y asegura que no es «una mala persona».
Vasco Moulian es un adicto al rating y, como obsesivo declarado, mira segundo a segundo el online de los programas de la parrilla de Canal 13. El marcador lo tiene en su blackberry y también en un pequeño computador de su oficina del cuarto piso del canal, que ocupa desde que Mercedes Ducci le pidió que renunciara a la política y que apoyara a Carmen Gloria López en el área de programación. De eso han pasado ocho meses. La Yoya López dejó su cargo en junio por razones personales y llegó el momento en que el actor se quedó solo liderando el boliche donde se toman grandes decisiones y nuevos desafíos. Su mano se ha notado en alargar los contenidos para marcar un cierto liderazgo. Lo hizo con «Lola», «Contacto» y la repetida teleserie «Brujas». Mientras disfruta de los aciertos de programas estructurados en la administración anterior comandada por Patricio Hernández, como son la serie de «Los 80», «Amango» y «Amor ciego 2», tiene al canal ocupando el cuarto lugar según los índices del Time Ibope.

Vasco se enoja cuando escucha dentro y fuera de su imperio que al canal le ha ido pésimo. Lo dicen porque, según él, se saca la cresta trabajando. Abre el canal y es el último en irse. «Soy una persona que llega a las 7 y media de la mañana, y me voy todos los días a las 9 de la noche promedio», asegura.

En este nuevo rol de controlar el online, Moulian no se mueve de su escritorio. Ni siquiera fue a la feria Mipcom, la cumbre mundial del sector audiovisual realizada en Francia. No quiso viajar porque considera que su pega tiene que ver con la perilla, estar atento. «En este momento estamos en nueve puntos y TVN en cinco», explica al momento de esta entrevista. «Me gusta estar con todos mis televisores y cuando viajo me desespero», añade.

No más hippie

Ahora está más gordito y ya no usa cola. Se la cortó porque su hija Rosario le comentó un día que sus compañeras la molestaban diciéndole que su papá tenía pelo de mujer. «Y yo, que tenía un rollo con mi papá que era hippie, me acordé de una época que me daba plancha que anduviera con chalas, entonces esa cuestión emocionalmente la calculé. Me dije: ‘A la Rosarito le puede afectar que yo tuviese el pelo largo’. Y me lo corté por eso, no fue por otra cosa».

Si por su hija dejó su cola de caballo, por el actual cargo aceptó abandonar sus negocios y su compañía de teatro, la que le ha permitido tener una estabilidad económica. «Estoy acá por una opción, podría no estar y no sería trágico», declara. Su esposa, Mónica de la Fuente, influyó en que no se postulara a la alcaldía de La Florida como alguna vez pretendió, porque quería verlo más tiempo con sus hijas Rosario y Magdalena. Según él, aunque perdía si su contrincante era el actor Jorge Gajardo, sí se imponía frente a Víctor Barrueto. Pero si bien abandonó esa posibilidad que en un día de elecciones como hoy lo tendría con la guata apretada contando votos, el escenario laboral en la TV es muy parecido al de un operador político: cuenta y cuenta números como enfermo. Lulú Rosasco, ejecutiva del canal y declarada su partner, lo define como una persona con mucha fuerza y eso a la gente no le gusta. «Él es un tipo de la TV de hoy, con una pasión por el rating, cuando baja se pone triste», asegura su amiga.

Su tío Tomás Moulian, en tanto, lo llama «mi marciano favorito». Vasco recuerda que él lo ayudó mucho cuando era chico y pobre. «Incluso me enseñó a jugar tenis», dice.

Con poco respeto entre sus pares

Moulian va todos los martes al siquiatra, se medica para manejar sus problemas emocionales, come chocolates obsesivamente y ya no conduce su auto porque lo maneja su chofer, conocido como el Rorro, una especie de secretario que tiene el poder incluso de firmar sus cheques. ¿Su punto débil? Según un ex funcionario de la estación, es que «no cuenta con el respeto intelectual de ningún ejecutivo del canal». La misma fuente añade que éstos miraron con desconfianza a la decisión que tomó Mercedes Ducci de ponerlo ahí, y hace un pronóstico devastador: «La Memé se sepultó a sí misma dándole este poder a Moulian, porque Vasco no sabe administrar ningún tipo de contenidos».

Un realizador de «Amango» también tiene una mirada crítica. «Nunca leyó un guión de la serie», asegura. «Nunca ha leído un libro porque es disléxico», dice otro empleado del canal. Él no escribe las columnas que publica en «Play» o en otras revistas couché que le dan tribuna, ni tampoco las cartas al director de «El Mercurio» donde opina cada vez que lo considera necesario. Ni siquiera su tesis presentada en la Universidad del Desarrollo la redactó por sí mismo. Pagó por ella y junto a su ghost writer se sacaron un siete. «El mundo de mis habilidades tiene que ver con esto; no soy periodista, soy empresario, gestor, y ahora un simple programador. La María Ester Roblero [editora general de contenidos de Canal 13] es el brazo derecho en el mundo del contenido», aclara él, como una forma de diferenciar su perfil del hombre que decide el cómo, cuándo y dónde salen los programas al aire.

Hábil negociador

Cuando asumió como director del área infantil, algunos profesionales tuvieron la osadía de hacer preguntar públicamente por qué lo nombraron. Nadie se explicó por qué estaba ahí y la mayoría creía que no tenía las herramientas necesarias. «En esto se necesita gestión y conocimiento», declara una de las productoras ejecutivas. Fue en esa época donde conjugó su perfil de hábil negociador y se granjeó un buen número de enemigos, especialmente realizadores que lo acusan de maltratarlos y de no cumplir acuerdos, y que lo bautizaron con los nada cariñosos apodos de «fiasco» o «asco Moulian».

«Se enfermó de poder», insiste un productor cercano a él. Su nexo con la Universidad del Desarrollo, con la UDI y los coaching que le hizo a Lavín, lo situaron en un pedestal del que muchos esperan que caiga. Sus enemigos deslizan fuertes acusaciones, aunque pocos se atrevan a hacerlas con nombre y apellido. Mientras estaba dedicado al área infantil, dicen, habría cobrado «peaje», como se dice en la jerga del medio, a las productoras que querían hacer negocios con Canal 13, y cuentan que algunos realizadores nuevos tuvieron que sacar plata de los fondos entregados por el Consejo Nacional de Televisión para pagarle. Elizabeth Carmona es una de las pocas profesionales que lo ha enfrentado y le ha dicho en su cara el malestar que le tiene. Es dueña junto a Patricio Gamonal de la productora A Tiempo, propietarios de los derechos de series como «La tortuga Taruga». Acusan que el ejecutivo no habría cumplido con emitir la serie en todas las etapas pactadas.

Vasco Moulian responde a todos los cargos con un tono de voz cansino, y sólo en una oportunidad se ofusca y abre desorbitadamente los ojos como perdiendo un control que, sin embargo, recupera rápidamente.

¿Usted cobró peaje a las productoras para darles acceso a la parrilla de Canal 13 cuando estaba a cargo del área infantil?

No. Esto es súper delicada esa acusación. Te invito a estar con todos los productores de frente y que me digan si les pedí algo alguna vez. Te lo pido porque es una cuestión que me supera. Lo que no tengo son problemas económicos, tengo plata.

¿Es verdad que usted se pagó como actor por participar en la serie «Amango»?

Eso fue un chiste, un cameo como los de Woody Allen. Pero cobré cero, cero centavo. No estaba en la nómina de los sueldos.

Su primer desafío es hacer de la próxima versión del Festival de Viña un hito en la historia de la televisión.

Mi idea era sacar el Festival de la Quinta y ponerlo en la calle, porque la experiencia me parecía fascinante y democrática.

Pero le dijeron que no. La alcaldesa fue categórica y descartó esa alternativa. ¿Cómo fue asumió ese rechazo?

Me dio pena, me desilusioné, fue una etapa súper dura para mí, sobre todo porque todavía no era director de Programación y estaba concentrado solamente en el evento de Viña.

¿Lloró?

También. Me da mucha pena cuando las cosas no me resultan, me frustro, porque soy emprendedor. Sentía que mucha gente podría haber disfrutado de Viña. Me imaginaba a la Muñeca Gigante llegando en un barco a la inauguración y ella veía que la Quinta estaba tapada con un paño y la muñeca hacía «¡uhhhh!» y decía «bienvenidos a la Quinta Vergara». Todos habrían disfrutado del espectáculo. Pero la orden fue a no innovar. Hoy está Paulo Ramírez a cargo de Viña y yo estoy full con el canal.

«Me podría dedicar a teatro o a la política»

Se dice que usted llegó a este cargo por un arreglo con Mercedes Ducci.

Con ella tengo una relación profesional, me llama la atención la cantidad de tiempo que tiene la gente para decir este tipo de cosas de mí. No le sobo el lomo. Pero entiendo que pasen estas cosas conmigo, desde lo político hasta lo que sea. No necesito la pega en el canal. ¡A quien se lo tengo que explicar, si me podría dedicar al teatro o a la política!

Cuando ella asesoraba al Canal 13 y estaba fuera, ¿usted se juntaba con ella?

Nunca dejé de ver a la Memé cuando no estaba en el canal porque la quiero mucho. Mi opción de vida fue seguir junto a ella y por una cosa humana seguíamos almorzando. Después volvió como directora ejecutiva, yo le presenté mi renuncia para dedicarme a la política, y ella me pidió que no lo hiciera.

Eso pasó cuando usted quería ser alcalde de La Florida.

Sí y de verdad tenía posibilidades, pero sin (Jorge) Gajardo. En ese tiempo se decía que iba Víctor Barrueto, a quien le ganaba; y con Ximena Rincón, yo perdía.

¿Su tío Tomás Moulian lo aconseja en algo?

«Mi marciano favorito» me dice. Lo quiero, es un aprecio importante en mi vida. Tomás me ayudó mucho cuando era chico, me enseñó a jugar tenis. Con Diego, mi primo, nos dejamos de ver por haber dicho que soy un hombre de derecha.

¿Es cierto que asesoró a Pablo Longueira para disminuir su imagen de agresividad que proyecta?

No.

¿Y a Sebastián Piñera?

Hemos conversado, tengo un aprecio por Sebastián. Si no tuviera la pega que tengo sería el primero en estar con Sebastián ayudándolo.

¿Va a votar por él entonces?

Soy un ejecutivo de TV, me retan cuando hablo mucho, pero creo en la alternancia en el poder. Aunque como ejecutivo de un canal independiente, miro la política de lejos.

¿Cómo se relaciona con el fracaso?

Equivocarse es una parte importantísima para el emprendedor. Imagínate nada más que al próximo programa no le vaya bien, esta pega está ligada a aceptar los errores. Voy al siquiatra.

¿Está enfermo de poder?

No. Todas las mañanas voy al matinal, saludo a don Luis Jara, a don Iván Valenzuela, a los camarógrafos, subo al switch para que vean que no están solos, y me voy muy tarde. Considero tremendamente injustas las críticas y trato de encontrar la respuesta. Soy chico, eso da rabia, soy un actor de derecha, ex concertacionista. No creas que es rico que no te quieran, es un tema que me duele, no soy una mala persona porque sé que doy trabajo. No salgo, llego a mi casa, estoy con mis niñitas y vivo en una parcela tranquilo, tengo caballos, perros, gatos y ciervos. No voy a misa, pero soy católico. Las decisiones que he tomado aquí no van en la línea del poder, quiero que el Canal 13 tenga un sueño.

¿Ese sueño tiene que ver con transformar a Canal 13 en una industria tipo Disney?

A mí me encanta Disney.

¿Está seguro? Porque cuando se propuso la idea de hacer una alianza con Disney usted no estuvo de acuerdo.

¿Quién te dijo eso? ¿[Eduardo] Tironi? ¡Qué atroz! Encuentro muy heavy lo que estás diciendo.

¿Pero es cierto o no?

Te pido que no lo hagas como una afirmación. ¿Tú estás afirmando que no quería tener una alianza con Disney? ¡Si yo fui el primero en aceptar esa idea! [Moulian se levanta, sube la persiana, muestra una foto de su familia en Orlando y prosigue]. Soy un admirador de Disney, perdóname es que me da impotencia, porque cacho el nivel de maldad que hay para decirte a ti que yo no quería tener una alianza con Disney. ¡Qué fuerte! Disney tiene un concepto importante de generar un contenido que puedas explotar y usarlo en distintas áreas, «Amango», por ejemplo, puede hacer recitales, vender álbumes, y Disney hace muy bien eso. Tiene un parque de diversión y a mí me encantaría que el canal tuviera algún día uno, o un museo con la historia de la TV, para que la gente experimentara mucho más con la marca Canal 13. Esas experiencias son un concierto de los ochenta, cuando traemos a Queen o a Fito Páez: cómo hacemos que el canal esté más con la gente. Para mí es entender al 13 como un supermercado tipo Jumbo.

¿Cómo es eso?

Tiene que ver con una identidad de marca. Tenemos que entendernos como el Jumbo, con góndolas que no pueden tener productos feos ni vencidos, sino de alta calidad con el objetivo de masificarse. ¿Cómo lo haces sin caer en la silicona? Ese es el desafío.

¿Lucho Jara entra en esa góndola del 13?

Sí. Porque es muy querido, estamos trabajando un proyecto con él. No lo vamos a despedir, me encanta Lucho.

Ahora que está en el 13 se acuicó.

Sí igual que la señorita Jeannette. Son como los futbolistas, ¿hay cachado? Cuando se van a la Universidad Católica se achanchan. //LND