Cámaras nuestras de cada día
MISTER TV / LND / La originalidad no es un atributo muy extendido en la industria televisiva chilena. Así por lo menos se desprende de las similitudes temáticas que han tenido en el último tiempo «Contacto» e «Informe especial», los dos buques insignia del periodismo de investigación de los principales canales del país. Con menos de un mes de diferencia -TVN el jueves pasado y Canal 13 hace tres semanas-, ambos programas pusieron en el aire reportajes sobre la proliferación de cámaras en Santiago y otras ciudades del país, aparatos de vigilancia que, desde hace casi dos décadas, han invadido las calles, autopistas, plazas, paseos peatonales y cada uno de los rincones del paisaje urbano criollo.
No es primera vez que estos espacios periodísticos coinciden en sus opciones programáticas. Ya es vox populi que el reportaje de la estación estatal sobre las conductas impropias de los diputados iba a ser seguido de una denuncia similar de la red católica, programa que todavía estamos esperando que salga al aire. En este punto -al parecer- la única diferencia fue que TVN logró resistir las presiones, y, en cambio, Canal 13, sucumbió ante los poderes fácticos.
Las semejanzas de los dos reportajes acerca de las cámaras de seguridad no fueron sólo temáticas. Sus estructuras narrativas eran muy parecidas y también su lenguaje. Los conductores de ambos programas se colgaron -por ejemplo- del manoseado término «reality urbano» para anunciar lo que verían sus telespectadores, que no fue más que una sucesión interminable de imágenes de la cotidianeidad citadina: robos y lanzazos, riñas callejeras, discusiones de borrachos, hombres y mujeres en estado de bulto por el consumo de alcohol, peatones y automovilistas imprudentes, y una que otra actitud solidaria entre ciudadanos anónimos. Esta seguidilla de escenas -algunas dramáticas y otras graciosas-, fue acompañada de entrevistas a policías y operadores de cámaras, junto con comentarios y análisis acerca de su valor como testimonios visuales de lo que es el Chile de hoy.
Sin embargo, más allá de similitudes, «Informe especial» tuvo el mérito de intentar poner en el tapete una problemática que «Contacto» pasó por alto. Se trata de la reflexión sobre los inquietantes efectos de la multiplicación de cámaras en lugares públicos y también en recintos privados, como la violación de la intimidad de las personas, el uso de sus imágenes para chantajear a quienes cometen actos que desean mantener en el anonimato e, incluso, la amenazante tendencia de que Chile se convierta en una sociedad con un Estado omnipresente, un gran hermano que todo lo observa y al que nada se le escapa de su vigilancia. La red estatal no profundizó demasiado en estas aristas del tema, pero al menos, se preocupó de dar cuenta de los peligros de las cámaras, lo que no es tan fácil en un país obsesionado por la seguridad y, donde muchas veces, la demanda por más y más represión y control hegemoniza el debate colectivo.