Descolonización de la mirada

feria libroPaulo Slachevsky / director de Lom Ediciones / El libro digital pondrá de nuevo sobre la mesa la urgencia de terminar con el IVA. No hay posibilidades de vender libros digitales en librerías y portales chilenos con 19% de IVA, cuando afuera se puede acceder a ellos sin este impuesto.

Para editores independientes también es fundamental posibilitar un intercambio entre los países y no caminos de una sola vía entre “país productor” y “países consumidores” como entre España y América Latina.

En el mundo del libro podemos decir que esta década ha estado marcada por la tensión entre el carácter comercial y cultural de este mágico objeto. El movimiento de editores independientes que se expandió rápidamente en todos los continentes da cuenta de ello. Desde el Primer Encuentro de Editores Independientes de América Latina realizado en Gijón en mayo de 2000 a la fecha, se han multiplicado las asociaciones de editores con ese carácter.

La Asociación de Editores Independientes de Chile, hoy Editores de Chile, nace ese mismo año, la Alianza internacional de Editores Independientes el año 2001; le siguen Libre en Brasil, las asociaciones de Perú, Colombia, México, entre otras. Todas han hecho suya la lucha por la diversidad cultural y una mayor visualización de la producción local, en la idea de que las expresiones culturales de los pueblos no pueden quedar supeditadas a las lógicas de mercado.

En el trabajo asociativo, estas editoriales han buscado potenciar una acción mancomunada del mundo de la cultura y las instituciones públicas para fortalecer el sentido social, democrático y cultural del qué hacer con el libro. Han propuesto políticas sistémicas que favorezcan un marco sustentable para toda la cadena del libro. Fruto de ello es la Política Nacional del Libro y la Lectura aprobada en 2006 y que a la fecha espera su implementación.

Ésta busca fortalecer la red de bibliotecas y librerías, como la creación y producción local. La edición independiente intenta, a su vez -en honor a la próxima celebración del bicentenario-, iniciar un proceso de descolonización de la mirada al momento de optar o seleccionar un libro, esto en relación al público en general, los medios de comunicación, la crítica y las instancias públicas que tienen la responsabilidad de habilitar bibliotecas. También posibilitar un intercambio entre los países de la lengua y no caminos de una sola vía entre “país productor” y “países consumidores” como entre España y América Latina.

Los fuertes cambios tecnológicos y, en particular, la aparición del libro digital, sin duda es algo que marca estos años y uno de los grandes desafíos para la edición independiente, como para el mundo del libro en general. ¿Cómo potenciar la relación entre el libro en su formato clásico y los nuevos soportes?, ¿cómo asegurar que estos nuevos medios posibiliten mayor diversidad?

Para nuestro país, el libro digital pondrá nuevamente sobre la mesa la urgencia de terminar con el IVA. No hay posibilidades de vender libros digitales en librerías y portales chilenos con 19% de IVA, cuando se puede acceder a ellos en cualquier otro portal no situado en Chile sin este impuesto. La terquedad y rechazo a legislar en un tema en el que existen folios y folios que dan cuenta de los productos y servicios que están exentos de IVA, entre ellos los pasajes aéreos y la televisión. Por otra parte casi todos los países del mundo tienen IVA diferenciado o exento para el libro, por considerarlo un bien cultural: los bienes y servicios culturales no pueden ser tratados como cualquier mercancía.