El crítico Justo Pastor Mellado publica sus más selectas diatribas

pastor-mellado1El polémico especialista lanza el libro compilatorio «Textos de batalla», donde dedica varias páginas al análisis del diario el Mercurio. «En el inconsciente mismo de ese diario hay una técnica mercurial, una manera de encubrir, de omitir, de desplazar, de abordar la palabra y de aniquilar los discursos, para finalmente programar la agenda simbólica del país. El Mercurio produce una noción de la oficialidad, y en ese sentido es abyecto y al mismo tiempo tremendamente elaborado», plantea Mellado en referencia al décano de la prensa nacional, en una entrevista publicada por LUN. Rodrigo Castillo R. / Lun / Una foto de «La pequeña gigante» ilustra la portada de Textos de batalla , libro donde Justo Pastor Mellado -sin dudas, el más polémico crítico de arte del país- ha reunido cien artículos, escritos entre marzo de 2006 y enero de este año, donde entrega su cáustica visión de las políticas culturales del gobierno.

El teórico, que originalmente publicó esos escritos en su sitio en internet, opina que la imagen (donde la gigantesca muñeca articulada aparece en pleno paseo por Santiago, rodeada por decenas de minúsculos ciudadanos) resulta «maravillosa» y sumamente adecuada.

«Esa estampa es genial, es toda una metáfora de la política cultural de este gobierno. Ahí te das cuenta de que la marioneta, que es algo destinado a ser infinitamente pequeño, aparece como infinitamente grande, mientras que los transeúntes son pequeños, como ocupando el lugar de la marioneta y siendo reconocidos como liliputienses», dice.

En el volumen, que circula bajo el sello de Ediciones Metales Pesados, el especialista ofrece una crónica de su fallida relación con la Trienal de Artes Visuales, iniciativa que contribuyó a desarrollar en una primera etapa y de la que, finalmente, fue marginado.

«Las primeras dos tentativas para plantear una posible bienal terminaron en fracasos, y luego la autoridad política cometió el error de armar equipos poco profesionales y de una gran incompetencia, dejando de lado al mismo tiempo a los que síéramos profesionales del ramo», resume.

Uno de los muchos temas derivados de esa preocupación central es el análisis de la cobertura que la prensa nacional otorga al ámbito de la cultura, asunto que ocupa varios capítulos del libro y que, según el mismo crítico reconoce, se ha convertido en uno de sus temas favoritos.

«Considero que las páginas de un periódico son como las huellas de un coyote en las arenas del desierto, huellas que al día siguiente deberán ser interpretadas por un chamán», asegura.

-Usted dedica varias páginas del libro al análisis del diario «El Mercurio».

-Creo que El Mercurio es un organizador colectivo, un organizador político. En el inconsciente mismo de ese diario hay una técnica mercurial, una manera de encubrir, de omitir, de desplazar, de abordar la palabra y de aniquilar los discursos, para finalmente programar la agenda simbólica del país. El Mercurio produce una noción de la oficialidad, y en ese sentido es abyecto y al mismo tiempo tremendamente elaborado.

-¿En qué posición quedan los otros diarios?

-La Tercera todavía no ha logrado instalar su discursividad, y en ese sentido Las Últimas Noticias y La Segunda son como diarios satélites, porque ambos son parte del gran sistema mercurial. Podríamos decir que Las Últimas Noticias es como la guachaquización programada de El Mercurio , mientras que La Cuarta ya es la lumperización del asunto, al extremo de que funciona como un crisol de la transformación del lenguaje. Si El Mercurio está próximo a la Academia de la Lengua, La Cuarta está próxima a la academia del lunfardo y del coa.