Debate Observatorio: ¿CNN-Chile o Canal 24 Horas?
Después de una semana de competencia entre CNN-Chile y el nuevo Canal 24 horas de TVN, nuestro Observatorio quiso recoger la opinión de personas de la industria audiovisual, periodistas y teóricos de la comunicación social, respecto al impacto en el escenario mediático chileno de dos canales que transmiten noticias durante todo el día.
La disputa por la audiencia entre CNN-Chile y canal 24 Horas de TVN ha sido implacable, situación que parece normal en un formato que funciona bajo el lema de entregar noticias a toda hora. El primer golpe lo dio la filial de CNN en Chile, a fines del 2008, con el inicio de las transmisiones y, hasta hace unos días, los resultados de audiencia eran relativamente auspicios, pero desde el miércoles 3 de marzo la pista se le puso compleja por el arribo, a través de la misma señal del cable VTR, del Canal 24 Horas de TVN en alianza con la cadena NBC, que, de acuerdo a informes preliminares, estaría, por ahora, a la cabeza en el people meter (ver artículo del diario La Nación, en este sitio).
24 horas: mejor en los rostros y la factura visual
A simple vista, la puesta en escena del Canal 24 Horas, sorprendió a varios de los consultados -entre ellos José Villaseca, magister en dirección documental de la Universidad de Barcelona- por verse más luminosa que la de CNN-Chile, con recursos menos obvios y un uso inteligente, en la publicidad corporativa, de fenómenos mediales recientes, como el zapatazo a George Bush o el triunfo en las últimas Olimpíadas de la atleta rusa en el salto con garrocha. Según Villaseca, el trabajo visual es más fino, seductor y con una mejor promoción del equipo estable de conductores, que el que presenta la filial chilena de CNN.
En general, la mayoría de los consultados coincide con Villaseca al reconocer una buena factura visual del canal 24 Horas de TVN y una adecuada selección de rostros, algunos conocidos y familiarizados con la audiencia y otros nuevos, como Gonzalo Ramírez, que ejecutan la entrega informativa, «de una manera agradable, directa y empática».
Uno de los aspectos que más se comentó, entre las personas encuestadas por el Observatorio, fue el aterrizaje de Alejandro Guillier, desde Chilevisión a TVN. Bastante más robusto que en sus inicios, Guillier oficia de hombre ancla, copando una parte importante de la programación del nuevo canal, con entrevistas a fondo a personalidades de la vida nacional, lectura de noticias y un programa especial llamado «Factor Guillier», que como su nombre lo indica, lo tiene a él como centro de mesa. Hubo coincidencia entre varios consultados sobre la ganancia que significó para el veterano periodista volver al canal público, recuperando en parte su viejo aplomo, y dejar Chilevisión, canal donde se le veía «desperfilado, comprometido con una pauta informativa contraria a la Concertación con la cual simpatiza, relatando a regañadientes las abundantes notas de crónica roja del canal de Piñera y mordiéndose la lengua ante los derechistas de Tolerancia Cero». En cuanto a CNN-Chile, recién instalada en nuestro país, la trasnacional televisiva no tuvo más alternativa que el uso de la grúa para levantar varias figuras de la televisión abierta, como Ramón Ulloa y Carola Fuentes de Canal 13 y Mirna Schindler de TVN. La selección, que parece correcta considerando la trayectoria de cada uno de ellos en programas de reportajes, generó dudas en algunos de los consultados, respecto a si poseen el carisma y la garra periodística que requieren los conductores en un formato tan vertiginoso e imprevisible como el de un canal de noticias.
Para otros, como el periodista Rafael Cárdenas, colaborador del Observatorio, la opción de ambos canales de elegir figuras conocidas por los televidentes es un arma de doble filo:
«Concuerdo en aplaudir la llegada de ambos canales. En mi opinión, eso sí, la presencia de caras conocidas no es un para nada un plus, sino más bien un demérito, y ello no por especial animadversión hacia nadie en particular, sino porque la falta de pluralismo, pobreza informativa y vacuidad editorial de nuestra televisión abierta -en que tales caras se han hecho conocidas-, nos predispone a sus espectadores cautivos a sentir un rechazo inicial hacia los rostros de la televisión abierta».
TVN, un archivo insuperable. Mayor libertad de contenidos en CNN-Chile
Críticas más, críticas menos, la mayoría de los consultados coincidió en que la competencia entre los dos canales representa un aporte y un nuevo desafío para el periodismo nacional: «Cualquier lugar u opción en donde la gente tenga la posibilidad de informarse de forma íntegra y con variados puntos de vista, está muy bien y debe ser bienvenida. El hecho de tener todo el día para dar noticias, les da la posibilidad de profundizar en todos los temas que lo ameriten», opina un televidente que colabora con nuestro sitio.
Aunque sea prematuro aún vaticinar quién se impondrá en esta batalla de las noticias sin tregua, ya se puede ver una ventaja para TVN, donde difícilmente CNN-Chile podrá competir: el enorme y potente archivo del canal nacional, verdadera memoria visual de nuestro país, desde la década del 60, que ya está siendo usado de manera estratégica y creciente por el canal 24 horas en la promoción de su imagen corporativa y en secciones como «Flashback, Reportajes con Historia», conducido por la periodista Pilar Rodríguez; un capital que les puede servir en el futuro para crear nuevas secciones y contextualizar las notas de actualidad con referencias visuales de nuestra historia reciente. Pero CNN-Chile también presenta una fortaleza, según cree el periodista y licenciado en Estética, Ricardo Iribarren: «la posibilidad de tener mayor independencia y libertad editorial que el canal de TVN, debido a las amarras que la televisión pública tiene con sus orientaciones programáticas y su la búsqueda obligada de lo políticamente correcto para dejar contentos a moros y cristianos».
La peligrosa reiteración de las noticias
«Está pasando, lo estás viendo», repiten en CNN-Chile, mientras desde el canal 24 Horas nos recuerdan que «siempre es hora de noticias», con la inevitable reiteración de las tandas informativas, que, para algunos observadores de ambos canales, se acerca a una suerte de letanía. El documentalista Cristián Leighton ha percibido, en una mirada muy general, mucho auto bombo, majadería y repetición noticiosa en las dos estaciones. Un sentimiento parecido tiene el periodista Iribarren, después de haber tenido la paciencia de seguir la visita del príncipe Carlos y su esposa, comparando ambas coberturas: «Se nos repitió hasta el cansancio, con esa vocecita aguda y el tono poco asertivo de los periodistas chilenos, los cuidados del protocolo, las curiosidades del temperamento inglés, el reconocimiento y admiración flemática ante todo lo que vieron el príncipe y su señora, lo bien vestida que andaba ella y, por supuesto, que la Presidenta Bachelet estuvo a la altura de los invitados en elegancia; en fin, una mirada de nuevo rico, plagada de lugares comunes, con poco humor y menos espíritu crítico; notas dulzonas y machaconas que hicieron aún más pesada la programación televisiva nacional».
Con el fin de profundizar en las repercusiones de esta competencia inédita en la historia de la televisión chilena, la redacción del Observatorio conversó con dos colaboradores habituales de nuestro sitio web: el periodista, escritor y docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Walter Krohne, y el doctor en semiología y letras de La Sorbona, escritor, docente e investigador de la Universidad Arcis, Álvaro Cuadra:
Walter Krohne: «Me parece mejor CNN-Chile que utiliza más técnica de multimedia».
-¿Qué le parece la competencia entre dos canales que transmiten noticias todo el día?
– Es bueno para Chile y los chilenos que el caudal noticioso aumente, aunque por la competencia los temas se repiten continuamente.
– Por lo que ha visto hasta ahora, ¿percibe una mayor diversidad informativa y de fuentes en las informaciones proporcionadas por ambos canales?
– Hay una mayor diversidad, aunque como ya dije, se repiten mucho, lo que seguramente les bajará la audiencia con el tiempo. Ahora todos tratan de verlos por la novedad. CNN Chile es mejor y más ágil en la parte internacional.
– Desde el punto de vista gráfico, recursos visuales, conductores, velocidad en la cobertura, calidad de las notas, ¿cuál le ha parecido mejor?
– En lo personal, me parece mejor CNN Chile que utiliza más técnica de multimedia. 24 Horas, además de repetirse mucho, es más de lo mismo en el área noticiosa diaria y comete los mismos errores del canal estatal, como, por ejemplo, dar noticias viejas, a veces de hace dos días. La diferencia estaría en los programas periodísticos especiales como «Mano a Mano» y «Factor Guillier». Sin embargo, como se trata de un solo periodista estrella o figura central, es posible que la teleaudiencia se sature con el tiempo, salvo que entrevisten a personajes nuevos sin caer siempre en los mismos, como Camilo Escalona, José Miguel Insulza y otros políticos tradicionales ya ultra entrevistados. Este mismo canal tiene también varios bloques especializados, entre los cuales destaca el económico que es informativamente bueno.
Álvaro Cuadra: «Mayor diversidad de canales no implica más diversidad informativa»
-¿Qué le parece la competencia entre ambos canales?
– La irrupción de CNN y NBC en el mercado nacional del Cable Noticias segmenta aún más los canales Cable Noticias. Adviértase que la estrategia CNN ha sido, precisamente, la glocalización (global+local) en Turquía, España o Chile. Es decir, mezclar las noticias globales emitidas desde Atlanta con aportes locales y rostros nacionales. En suma, estamos ante una estrategia de marketing de escala global que enfrenta en la escena nacional a NBC y CNN. En los tiempos de la Hiperindustria Cultural, el espacio de «competencia» es el planeta entero.
-¿Cree que en Chile exista un caudal informativo que permita tener material fresco a dos canales de noticias durante todo el día?
– Las veinticuatro horas de transmisión están garantizadas no tanto por el «caudal informativo» sino por el montaje y la repetición. El flujo informativo se basa en compactos que se repiten con leves variaciones a lo largo del día, además se incluye noticias de índole general y programas especiales. Por lo tanto, se puede transmitir veinticuatro horas en cualquier lugar del planeta, pues, en tiempos de la Hiperindustria Cultural, la densidad del flujo es «glocal», es decir, global y local al mismo tiempo. El concepto de material «fresco» es equívoco, pues puede significar «en vivo», «del día», «de la semana»…no hay ningún canal internacional que dé garantías de aquello (véase la DW o TV5 o TVE)
-¿Contribuirá a la diversidad informativa la existencia de dos canales de noticias?
Hay, desde luego, más diversidad de canales, pero ello no implica afirmar de buenas a primeras una mayor «diversidad informativa». De algún modo, vivimos un mundo que tiende a lo monocromático, la agenda de noticias esta ya establecida a nivel mundial por las grandes cadenas, por lo tanto la sucursal en Chile será una caja de resonancia de esa agenda con el sabor local cada vez que corresponda. Por lo demás, las entidades asociadas en Chile son TVN y Canal 13, ambos con una agenda muy similar y administrada desde lo «políticamente correcto». En consecuencia, podemos esperar más diversidad estética (de estilos y rostros), pero no una mayor «diversidad informativa» en el sentido fuerte del término.
-¿Las dos cadenas norteamericanas asociadas a los canales chilenos son garantía de una mayor «independencia periodística»?
-El supuesto de una cierta «independencia periodística» es ya una utopía. Tal independencia no existe hoy y, pareciera, no ha existido jamás. No la tiene Granma ni El Mercurio, como nunca la tuvo Pravda, The New York Times o cualquier otro. La cuestión no es tanto la «independencia» sino la calidad y el profesionalismo. En este sentido, estimo, que la televisión local tiene mucho que aprender de las grandes cadenas mundiales. Basta ver los noticiarios de TVE y compararlos con los de TVN o el Canal 13, para no hablar del Mega. El punto es que la televisión chilena es televisivamente y periodísticamente muy pobre, no está a la altura profesional de un periodismo del siglo XXI. Este periodismo a nivel mundial se mueve en los cánones de un cierto liberalismo sensible a los problemas contemporáneos, mientras que en Chile la televisión está plagada de ignorancia, clisés, lugares comunes y mal gusto. En pocas palabras: la televisión chilena no cumple los estándares de la Hiperindustria Cultural.