Historiador Salazar desmitifica a clan Edwards
Mientras el historiador Gonzalo Vial acaba de publicar una laudatoria biografía de Agustín Edwards Mac Clure, fundador del imperio mercurial, el historiador Gabriel Salazar desmitifica al clan Edwards en su recién editado libro «Mercaderes, empresarios y capitalistas». Según Salazar, Agustín Edwards no es un empresario, sino un diletante y el mito sobre la importancia de esa familia se debería a que «la historia siempre la escriben los vencedores».
Javier García / La Nación /
El historiador Gabriel Salazar desmitifica a Diego Portales y a la familia Edwards
“Agustín Edwards, ¿qué es? No es un empresario, es un diletante”
“Mercaderes, empresarios y capitalistas” (Sudamericana) ya está en librerías. Ochocientas páginas de una investigación que duró más de 30 años, donde su autor explica el origen y deterioro del llamado “Orden portaliano” y desmenuza a una de las familias más influyentes de Chile.
El nuevo libro de Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, «Mercaderes, empresarios y capitalistas» (siglo XIX), publicado por editorial Sudamericana, es la contraparte de «Labradores, peones y proletarios», donde se muestra la destrucción de los segmentos más bajos de la sociedad civil chilena del siglo XIX.
El volumen, de 800 páginas, implicó un trabajo de 34 años. El proyecto fue financiado, a lo largo del tiempo, por el Fondo de la Investigación de la Universidad Católica, luego por una fundación alemana, después siguió la investigación en Inglaterra y ya de regreso en Chile fue financiado por Fondecyt.
Basado principalmente en estudios económicos y estadísticos, Salazar logra develar y explicar el polémico período del gobierno de Diego Portales, (asesinado en 1837), desmitificando la herencia política del llamado «Organizador de la República».
«El Estado portaliano se muestra como un modelo para América Latina, pero el contraste entre el mito y la realidad es muy fuerte, por eso me dediqué a investigar, fundamentalmente, las razones económicas», cuenta Salazar.
Estatuas de sal
-Usted define el «Orden portaliano», como «El Dorian Gray de la Patria».
-En Chile la historia ha sido escrita para los vencedores, y eso ocurrió luego de la batalla de Lircay, donde ganó el grupo portaliano que había dado un golpe de Estado, que fue una dictadura tan brutal como la de Augusto Pinochet. Y quien construyó el mito fue Diego Barros Arana, hijo de un gran mercader, socio de Diego Portales. Entonces, Barros Arana manda a la amnesia de la historia a los que fueron vencidos, que da por casualidad que eran demócratas, partidarios de desarrollar la producción de un gobierno descentralizado, que fueron aplastados y ridiculizados, como los «Pipiolos», que tenían, según ellos, ideas locas. Lo que estableció Barros Arana no fue desafiado, y ahí tiene su gran estatua a pasos de la Biblioteca Nacional.
-Incluso los historiales actuales siguen con el mito.
-Sí. Sotomayor Valdés, Francisco Antonio Encina, Jaime Eyzaguirre y Gonzalo Vial, quien se ha puesto más cuidadoso últimamente. Pero ellos siguen la historia que se reproduce en los textos escolares, en la formación de profesores, y que cada vez que se ha dado un golpe de Estado en Chile los vencedores de ese golpe reconstituyen el mito portaliano y lo acogen como su inspirador. El caso de Jorge Alessandri, quien creó un Estado a su pinta en 1925, y detrás de Pinochet está la imagen de Portales.
-En una de las cartas de Portales se lee: «Esa señora que llaman la Constitución, hay que violarla cuando las circunstancias son extremas».
-Cuando Portales fue ministro, bajo su alero se dictó la Constitución de 1833 y la violó cuantas veces fue necesario, obligando a su amigo Mariano Egaña a redactar leyes secretas, que es la negación de una ley. Alteraciones que le sirvieron para su dictadura. Bueno, y cuando fue monopolista destruyó un gremio completo de plantadores de tabaco y fabricantes de cigarros. El mismo que es llamado «el gran estadista chileno», y que tiene una estatua en la Plaza de la Constitución.
-Usted compara a Portales con Bernardo O’Higgins.
-Ambos golpistas. Ramón Freire debiera ser nuestro principal héroe, más que O’Higgins, pero nadie lo menciona. Sin embargo, Freire fue un general más brillante que O’Higgins, ganó prácticamente todas las batallas, O’Higgins no ganó ninguna.
Edwards y la CIA
En el libro, Salazar desarrolla la trayectoria del «Grupo Edwards», de los que dice: «Ejecutaron al pie de la letra la partitura de desarrollo dinástico de una familia de nuevos millonarios». O sea, el enriquecimiento puritano, elitismo social y político, y diletantismo cultural.
«En ‘Los Budenbrook’, de Thomas Mann, se muestra a una familia de tres generaciones. El primero es el viejo puritano, que lo único que sabe es trabajar, y que forma la fortuna de la familia. O sea, Jorge Edwards Brown y Agustín Edwards Ossandón. Luego, la siguiente generación, ya tiene el dinero, así que se preocupa de ganar posiciones sociales, y comienzan a meterse en política. Y se ponen más finos, estudian Derecho, construyen palacios, y sus señoras se integran a la filantropía social, a ayudar a los pobres; el caso de doña Juana Ross de Edwards».
-Luego viene el imperio periodístico partiendo con «El Mercurio».
-Sí, pero partamos con el actual, Agustín Edwards Eastman ¿Qué es? No es un empresario, un banquero, es un diletante, que aparece en todas las páginas sociales de El Mercurio, y se dedica a fundar Paz Ciudadana. Entonces, cumple los requisitos de ser parte de una clase rica emergente, pero no aristocrática.
-Acaba de aparecer la biografía de Agustín Edwards Mac Clure, de Gonzalo Vial, quien resalta de él «su pasión por el bien público».
-Quien se dedicó, efectivamente, al bien público fue Juana Ross de Edwards. Ella gastó mucho dinero creando hospicios, escuelas. En total, cerca de 25 instituciones de este tipo. Le dedicó su vida a estas actividades. Edwards Mac Clure fue un diplomático, el que abrió los contactos hacia Estados Unidos, incluyendo los intereses de la CIA.
-Mientras usted desmitifica Gonzalo Vial mitifica.
-Son intelectuales que han trabajado para ellos, de una manera u otra. Yo estoy en campaña contra los héroes de la patria (se ríe). LN