La mayoría de los medios de comunicación acompañaron la versión del Gobierno sobre hechos que no parecían verosímiles. El testimonio del menor que fue testigo del asesinato del comunero mapuche fue clave para romper la uniformidad de versiones que daban los medios.
Héctor Llaitul, Aucán Huilcamán, Juana Calfunao, José Santos Millao, uno de los wérkenes (vocero) de Temucuicui, Mijael Carbone, acompañaban a los loncos Victor Queipul y al abuelo del fallecido, quien recibía los pésames con serenidad. Junto a ellos, otras 4 mil personas llegaron al lugar.
Todos pidieron justicia por la muerte de Camilo.
Las mujeres sacaron una a una, las flores que acompañaban el ataúd, se ordenaron en fila y comenzaron los sonidos del kultrun, las trutrukas, las pifilcas, y los wiños (bastones de madera del palín), golpeándose uno con otros, acompañados de afafanes, el grito de guerra mapuche.
A las 17:30 horas empezó la caminata hacia el cementerio indígena y durante los 10 kilómetros que duró el recorrido los homenajes no cesaron para Camilo. El punto culmine ocurrió cuando la multitud se detuvo al lado del tractor en el que fue asesinado el joven weichafe.
Familiares, amigos, y la Comunidad de Temucuicui le entregaron el último adiós en un ambiente de tristeza y rabia, pero a la vez, con un mensaje directo: “continuar con newen (fuerza) para enfrentar al Estado y recuperar el territorio ancestral”.







